Olvidar a O’Sullivan
Los bomberos rescatan a un irlandés atrapado en un bar durante una loca despedida de soltero en Barcelona.
El local cerró sin darse cuenta de que el novio estaba dormido en su interior y los amigos siguieron de fiesta durante horas sin echarle de menos.
La fiesta fue tan intensa y, probablemente, el cierre del local tan aparatoso que un grupo de irlandeses que el pasado fin de semana viajaron a Barcelona a despedir la soltería de uno de ellos se dejaron olvidado al novio en el lavabo de un bar y se bajó la persiana. Nadie se dio cuenta de la ausencia hasta después de varias horas cuando, ya en el hotel, empezaron a preguntarse dónde estaba O’Sullivan, o quizá se llama O’Connor, o quizá responda por O’Ryan o por cualquier otro típico apellido irlandés. Así, O’Sullivan esperó durante horas a que fueran a sacarlo tras despertarse en un pequeño bar de la calle Anselm Clavé de Barcelona y creer que se trataba de una pesadilla o de una nefasta resaca por la ingesta de la vigilia. O’Sullivan iba vestido de bailarina clásica. Son muchos los grupos de británicos e irlandeses que gustan de vi- sitar Barcelona para celebrar despedidas de soltero. Algunos, ni siquiera reservan hotel porque saben que se pasarán la noche de copas y después regresarán en alguno de los vuelos de la mañana. El grupo de O’Sullivan sí tenía hotel. Sus miembros salieron la tarde del sábado y, según el relato de personas conocedoras de lo sucedido, anduvieron deambulando por Ciutat Vella, cenaron y estuvieron bebiendo por la zona de la Rambla. Les cerraron alguno de los locales que visitaron y, ya en la calle, se pusieron a caminar cuando acabaron detrás del Gobierno Militar. Un pequeño local especializado en cócteles se abrió antes sus ojos. A las tres de la madrugada, les pareció el lugar ideal. Y siguieron bebiendo y brindando con el novio, que no puede nunca hacer un feo a los colegas que han organizado con tanto esmero una última juerga antes del matrimonio. No han trascendido detalles del transcurso de la juerga dentro del bar de la calle Anselm Clavé, pero se sabe que pasadas las cinco los responsables del local pusieron fin a la bacanal. “El novio tuvo que quedarse dormido en el lavabo porque el local no tiene más de 45 metros cuadrados. En cualquier otro punto habría llamado la atención”, explica un vecino. Los amigos de O’Sullivan se temieron lo que más tarde confirmaron. Volvieron al bar todavía medio disfrazados. El novio respondió a través de la persiana metálica y asomó los deditos por los agujeros superiores. El dueño del local estaba ilocalizable. Así que vinieron urbanos, mossos y los bomberos. Pasadas las doce de la mañana, el mozo irlandés vestido de bailarina fue liberado Fuente: www.lavanguardia.com